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El brócoli es una de las hortalizas más potentes a nivel nutricional. Contiene sulforafano, un compuesto con propiedades anticancerígenas y desintoxicantes. Este vegetal también es rico en fibra, vitamina C y ácido fólico, lo que fortalece el sistema inmunológico, mejora la digestión y contribuye al funcionamiento saludable del sistema nervioso.
La remolacha aporta nitratos naturales que ayudan a mejorar la circulación y a reducir la presión arterial. También es rica en antioxidantes como la betanina, que protege las células del daño oxidativo. Su alto contenido en hierro la hace beneficiosa para prevenir la anemia y estimular la producción de glóbulos rojos.
El calabacín, bajo en calorías y rico en agua, es excelente para mantener la hidratación y apoyar la pérdida de peso. Aporta potasio, magnesio y vitamina B6, nutrientes esenciales para la salud muscular, el equilibrio nervioso y la regulación del metabolismo energético. Además, su fibra suave contribuye a una buena digestión.
Las alcachofas son conocidas por sus propiedades depurativas. Contienen cinarina, una sustancia que estimula la producción de bilis y favorece la digestión de las grasas. También ayudan a controlar los niveles de colesterol y tienen efectos positivos en el hígado, actuando como hepatoprotector natural.
El repollo o col blanca ofrece compuestos como los glucosinolatos, que han demostrado ser protectores frente a ciertos tipos de cáncer. Además, su contenido en vitamina K apoya la salud ósea y la coagulación sanguínea. Cocido al vapor o fermentado como chucrut, el repollo es un aliado versátil para mantener el equilibrio intestinal.